Catalunya - Nigeria (Partido Amistoso)

Reivindicación con energía y sin complejos

Un colapso monumental en los accesos menguó la entrada en Cornellà-El Prat, con 27.234 espectadores

Con amistosos no basta, y el tradicional partido de navidad hace años que corre el riesgo de convertirse en un ejercicio de frustración y de perder energía hasta hacerlo innecesario. Que el modelo está agotado ya hace tiempo que se sabe. Pero de vez en cuando hay elementos que hacen reactivar la llama. Y esta vez, el espíritu volvía a estar vivo, muy presente. El primer partido después de la gran manifestación del 11 de setiembre, el primero con la consulta en la agenda política, esta ocasión merecía un clamor. Y así fue. En un estadio que se estrenaba como sede y que se adornó para la ocasión, la reivindicación se hizo sentir. Y eso que varios miles se cargaron de paciencia ante el colapso que se generó en los accesos, algunos sin poder entrar.







La puesta en escena fue espectacular, moderna, con presentaciones individuales de los jugadores y fuegos artificiales. Presentados todos los jugadores, saltó al césped Johan Cruyff, mientras en los carteles se reflejaba un “Gràcies, mister” de la federación. Esto precedió al primer gran grito unánime para reclamar la independencia. Y los que faltaban. Se volvieron a abrir las luces quedó claro que el colapso en los accesos persistía. Quedaba otro "hit" antes de que el balón empezara a rodar. La interpretación del himno. Una inmensa estelada en uno de los goles hizo la competencia a los jugadores.




La despedida del seleccionador y la presencia de jugadores de primer nivel eran algunos de los alicientes, pero el fútbol solo fue una parte más del espectáculo. La grada mandaba más que nunca. Y no paró. Con muchas más esteladas que senyeras, no hubo que esperar al minuto 17:14 para oír cánticos a favor de la independencia. Eso sí, en aquel minuto especial, el cántico fue atronador. La reclamación de un estado propio fue el cántico que más triunfó. Sin matices. Sin complejos. Con diversos cánticos, y el clásico “i, inde, independència” como destacado. También engancharon, como es habitual, las notas de La presó del rei de França, y los gritos de Espanyol qui no boti. Y cuando el ambiente parecía enfriarse, apareció la megafonía, con sonidos con muchos decibelios.










Un escenario adecuado

El campo de Cornellà-El Prat no se llenó, entre otras cosas por culpa del colapso en los accesos, pero superó con nota muy alta su estreno como sede de la selección. Bien vestido, con la senyera alrededor de todo el anillo, las cuatro barras en las escaleras y también en las lámparas LED del exterior del estadio. La pancartas, la mayoría eran para reivindicar la independencia, pero también habían a favor de la escuela en catalán y contra el ministro Wert.




Problema grave de acceso

Lo peor fue el hecho de que muchos aficionados que contaban con ir no pudieron. Un colapso de circulación tuvo la culpa. Lejos de desaparecer el problema, se fue complicando más y más mientras que alguno tuvieron que hacer cola y otros optaron por dar media vuelta e irse a casa.

Fuente: Traducido de 'El Punt Avui'

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