Monumental pitada para echar el telón
La afición aplaude a Ramón Blanco y abronca a los jugadores al final
Jornada de contrastes en Carranza. La tarde comenzó con una prolongada ovación a Ramón Blanco y terminó con una sonora pitada al equipo. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria de Ramón Blanco, Eugenio Repeto y el padre del encargado del material del Cádiz, Juan Marchante. Fueron numerosos aficionados los que acudieron con camisetas rosas, como las que usaba Ramón en su etapa gloriosa de entrenador. El minuto de silencio se convirtió en un extenso aplauso en memoria de una leyenda del cadismo presente en el corazón de los seguidores.
Después del homenaje, la hinchada inició las muestras de reprobación al negativo rendimiento del equipo y la más que cuestionable gestión de los dirigentes del club. El personal no se cortó un pelo a la hora de demostrar su indignación. Silbidos, cánticos, pancartas y hasta ironía para ridiculizar a los jugadores. Y es que cuando el Cádiz marcó el gol, el respetable empezó a gritar ¡campeones, campeones!
Silbidos a la salida al campo, al descanso y, sobre todo, al final. Los decibelios se multiplicaron por mil cuando los jugadores abandonaron el terreno de juego. La pitada fue unánime y tan elevada que quizás se oyó en Italia. Algunos jugadores tuvieron que escuchar improperios procedentes de la grada, como en el caso de Pablo Sánchez. La dedicatoria de los cánticos iba dirigida a todos los futbolistas: ¡Esa camiseta no la merecéis!, ¡Este equipo es una mierda! ¡Saca al juvenil! y otras lindezas. No faltaron pancartas: El circo ha llegado a Cádiz en Carranza. Lleva una temporada o Villar no te vayas al Milan, entre otras.
Fuente: Diario de Cádiz
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